Dios no es que necesite de nuestros regalos. Él es dueño del Universo. No es que Dios tenga insomnio por nuestra ingratitud. Ese no es el problema, y si por algún instante pensaste que ese era el problema, pues te informo que estás desenfocado de lo que quiero exponer, y del problema mismo.
Sucede que hay mucha gente en el mundo que desconoce la verdad del Evangelio. Sucede que si existen personas piadosas con el deseo de llevarles la verdad, pero no cuentan con los recursos económicos. No faltan misioneros que les gustaría evangelizar personas en los sitios más difíciles y olvidados del mundo, y no porque sean seres malqueridos por sus familiares, sino porque han sentido el llamado de Dios en sus corazones.
Ese es el problema a exponer, que intenté esbozarlo en la manera más sencilla, más elocuente, y más práctica que me fuera posible. Sucede que Dios requiere que las personas que le conocen, se sensibilicen a poner su aporte personal para la salvación de las almas. Sucede que hoy día, Dios no utiliza ángeles para propagar la verdad, sino que requiere de "soldados de la verdad", y nosotros en la tierra somos sus ángeles sin alas que llevamos la buena nueva a quienes aún no la conocen.
Sucede que Dios le preocupa el terreno ganado por Satanás a través de la internet, y requiere de siervos de su causa que contrarresten esa embestida satánica. Son muchos los niños y adolescentes que están siendo confundidos a través de la labor diabólica en la internet, con mensajes de sucia pornografía y asqueante violencia, en juegos e imágenes. Es que a la pregunta, ¿y ahora quién podrá ayudarlos?, no vayas a pensar que Dios a pensado en el Chapulín Colorado, aún cuando dicho héroe cómico tenga la mejor intención de ofrecerse y hacerlo. Dios requiere que tú ocupes el lugar que generosamente ocupa el Chapulín colorado, expuesto de alguna forma alegórica y jocosa, y a sabiendas de que algún niño puede estar leyendo este post, y como muchos, se identifica con dicho personaje de la televisión hispanoamericana.
¿Y qué le regalas tú a Dios?, ¿Cuál es tu respuesta?. Es un asunto de reflexión personal, entre tú y Dios, que sólo tú puedes responder.
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