El Credo del matrimonio.

Dicen que se debe hablar por experiencia. Creo firmemente en la seriedad e importancia del matrimonio dentro de una sociedad. Pero, qué cosa que no todo es color de rosa. Casado con una mujer criada en las enseñanzas del evangelio desde pequeña, luego de 20 años, con 2 hijos y un hogar formado, me pide la separación. Esto me hizo tambalear sobre las cosas en las que creo. Pasado el tiempo, la derrota y sus amarguras me han llevado por muchas reflexiones, y la principal de ellas, es escribir lo que aprendí sobre el matrimonio, porque creo "firmemente" en la institución social y espiritual, llamada matrimonio (aunque ud no lo crea, como decia Ripley). Al que le interese, le invito a compartir mis lecciones de la vida.

Ciertamente, que la 1era lección que aprendí en esos días tan negativos, es que es natural sentir enojo y amargura cuando te plantean una separación conyugal. Además, pude comprobar que nadie está exento a que le pueda ocurrir (tanto a católicos como a evangélicos); por eso, felices aquellos matrimonios añejos, y ¡felicitaciones!.
También aprendí que un fracaso te puede llevar a ver mal los valores con los que creciste, pero que si son realmente sólidos esos valores, retomas la senda original y evitas el camino torcido.
Cuando niño, fuí criado en la iglesia católica en una familia feliz de consistentes valores morales, pasando luego a profesar la fe evangélica, y contrayendo nupcias con una evangélica. En el catolicismo, aprendí a rezar lo que llaman el Credo. Por motivos de brevedad, no lo voy a anexar, pero pueden consultar el Credo en Google.
La importancia que con los años aprendí a ver en esa oración, es que hay que conocer y repetir ciertos valores espirituales, para valorar y crecer en la vida cristiana. Básicamente, el credo es doctrina cristiana "básica" (valga la redundancia).
Retomando el tema del matrimonio, y haciendo conexión con el credo cristiano, la enseñanza que la vida me dejó para compartir es esta tripleta:
(1) Sí es cierto que la familia es la célula fundamental de la sociedad. Ese decir lo vivimos quienes experimentamos el camino de formar una familia.
(2) El matrimonio es la raíz fundacional de una familia. Pasa a ser entonces el matrimonio, los pilares de una sociedad.
(3) Pero también, el matrimonio es la máxima bendición de Dios para un hombre y una mujer. Es la extensión de la sociedad celestial en la tierra; por eso la infidelidad, el divorcio, el maltrato familiar, son aberrantes al plan divino.
Esto me ha intranquilizado, como escritor navegante (de blogs), a realizar teorización sobre el matrimonio, y temas circundantes (como el divorcio, ya tratado en este blog), y a resumir axiomas básicos, que he llamado "Credo del matrimonio"; haciendo referencia a los principios superfundamentales que dan forma racional y existencial al matrimonio.
De aquí en adelante, comienzo a esbozar los principios de mi Credo del matrimonio. Cada cual al leer este post, lo puede adaptar, variar, ampliar o reducir. Hasta replantearlo y recomendarlo a otros. Incluso, los invito a recitarlo diariamente, tal como el Credo tradicional. Y, si no le viste valor alguno, pues con ignorarlo es suficiente.
01. Creo que el matrimonio es una institución divina y es parte del plan de Dios para la vida "bendecida" del ser humano. Y como institución, tiene la misma naturaleza de obligatorio respeto, asi como la institución militar representada en el Pentágono. Por lo que, Pentágono es a institución militar lo que el matrimonio a institución divina.
02. Creo que el matrimonio es una bendición de Dios. Rechazarlo, o destruirlo, es atentar contra con el buen propósito de Dios en nuestras vidas. Cuando dos personas se aman, Dios bendice ese amor con la bendición del matrimonio, siendo el matrimonio la manguera con la cual riega Dios de bendiciones la vida de una pareja que se ama.
03. Creo en la belleza del amor de pareja. Y, creo que la infidelidad, ni es solución al amor enfriado ni es disfrute verdadero. Porque creo que el amor verdadero sólo puede hallarse en la pareja.
04. Creo en los hijos, que son una bendición de Dios, y que por ellos debemos cuidar la pureza del matrimonio, para poder darles el mejor ejemplo.
05. Creo en los momentos de familia. Llámese momentos de unión, de felicidad, de armonía, de apoyo, etc. La familia es producto del matrimonio, por tanto esos momentos maravillosos tambien los genera el matrimonio.
06. Creo en la belleza física de mi pareja. Porque a quien yo escogí, fue para aprender a disfrutar el goce del amor sexual y la fantasía de la belleza heterosexual.
07. Creo en la fidelidad de mi pareja. Pese a los momentos difíciles, mi pareja es la compañía idónea de Dios para mí.
08. Creo en la belleza de los sentimientos y pensamientos de mi pareja. Es eso lo que hace que amemos a nuestra pareja: que sus sentimientos y pensamientos son especialmente únicos.
09. Creo en la calidez de sus expresiones de amor. Por eso creo en la calidez de sus besos, sus abrazos, sus caricias, etc. y en todo lo que permita amarnos corporalmente.
10. Creo en la regla divina de que el matrimonio es para toda la vida, y que sólo la muerte puede separar a una verdadera pareja matrimonial bendecida por Dios.
11. Creo que la persona que concibe la idea del divorcio, no piensa en Dios. Realmente, se trata de una persona de débiles, escasos o nulos valores espirituales. Por eso, la inclusión de ese tema en este blog.
12. Creo en la importancia de los sacrificios que se hacen para mantener un matrimonio, pese a la gravedad de las circunstancias negativas que atenten contra su perpetuidad.
13. Creo en la medicina del perdón, para aliviar todas las dolencias espirituales y emocionales que tienen afiebrado la belleza del matrimonio;el cual permite superar positivamente cualquier circunstancia que el enojo o la desconfianza hayan podido originar como detonante que pueda afectar la tranquilidad o perpetuidad del matrimonio.
14. Creo en todas las cosas lindas que hacen mi pareja y mis hijos. Las valoro. Las admiro. Me hacen sentir regocijado.
¿Por qué escribo esto?. Y, ¿por qué en 1ra. persona?. Muy sencillo. Porque hay mucha gente hablando mal del matrimonio, debido a sus malas experiencias. Yo formé parte de esa tendencia. Pero, reflexioné y ví algo que luego me preocupó mucho: en todo programa de tv, sea humorístico o sea alguna película de HOLLYWOOD, no se le da al matrimonio el puesto que social y espiritualmente le corresponde. Allí el diablo tiene bastante terreno abonado y ganado.
También me preocupó, que hay matrimonios destruídos en todas las iglesias: católicos, evangélicos, mormones, testigos de Jehová, etc. Por este motivo tan espinoso, cada iglesia debe reflexionar sobre su cuota de responsabilidad para impedir que la fuerza del divorcio triunfe sobre la fuerza del matrimonio.
De hecho, se ve ya al divorcio como algo natural y alternativo al matrimonio. Y, no, no, no, "no, es así". Enfáticamente digo: No, no, es que ese no es el plan de Dios.
Por eso, y por mi propia experiencia, que me costó años importantes de vida, escribo este credo personal, para que mucha gente, que esté pasando momentos críticos, deseche la idea del divorcio. Y, si eres de los que tienes un matrimonio feliz, que la lectura de este post te haga ver lo dichoso o dichosa que eres.
A los ojos de Dios, el matrimonio es un asunto de honor. El matrimonio es digno y dignificante. Pero es una moneda de dos caras. Por un lado, la cara de la institución del matrimonio, y por otro lado, la cara de la pareja matrimonial. Si la pareja no funciona, no es el matrimonio el que falla, sino la actitud de la pareja ante el matrimonio, quienes no honran debidamente sus votos ante Dios, y claramente, no fueron dignos exponentes de tan magna bendición. Y por favor, el matrimonio no es un tema de moda, que pasa a ser anticuado, porque por ser una institución divina tiene entonces la dignidad de la perpetuidad.
Creo que una sociedad de valores sí es posible. Pero, una sociedad de valores no se construye con divorcios. Por eso, la maravillosa oportunidad que me brindan la internet y Blogger la aprovecho para aportar mi granito de arena en reflexiones que nos permitan bañarnos en la playa de los valores.