¿Han presenciado alguna vez la radiante felicidad de un grupo de graduandos universitarios?. ¿Han visto la radiante felicidad del grupo de amigos o familiares cuando llegan a un lugar turístico muy hermoso?. Es muy humano compartir felicidad, y expresarla con la más sana emotividad, y esa alegría interna proviene de motivos circunstanciales para celebrar y estar felices. Y, un motivo para unirte grupalmente para expresar felicidad, es tu Relación con Dios, que a diferencia de las emociones humanas, se trata de un sentir espiritual de permanente festejo por disfrutar con Dios la belleza de la vida.
Cuando cantas en la Iglesia en la compañía de hermanos, irradias la felicidad colectiva de disfrutar de la compañía de Dios y de celebrar la bendición ÚNICA E INIGUALABLE de la vida eterna. ¡Es tan hermoso cuando veo la contagiosa felicidad de los niños proclamando la Gloria de Dios!, y te digo algo: no tienes que ser un niño para expresar de forma semejante la alegría de la Relación con Dios, porque tanto adultos como niños compartimos un motivo en común para expresar nuestra felicidad espiritual, y me refiero al agradecimiento por la dádiva de la Salvación en Jesucristo, por esa hermosísima realidad del inmenso Amor de Jesús por la humanidad, ¡qué mejor motivo para exclamar que ESTAMOS FELICES CON DIOS!, y para poder decirle a los demás:
De manera que nadie mejor que el cristiano para tener motivos de estar felices, e incluso, para tener sobrados motivos de estar felices con Dios.
Pero, ¿sientes en tu interior esa felicidad?, ¿sientes ese impulso de expresar con desenfreno tu felicidad interna con Dios?. ¿Crees que tienes motivos para expresar esa felicidad?. Porque cada lectura matutina, cada sermón dominical, cada exhortación pastoral, debería generar en todo cristiano ese sentimiento de alegría espiritual que sea contagioso a los demás, y que sea expresivo de la obra de Jesús en la vida de cada cual. Expresar nuestra emotividad por Dios, no es ridículo ni te debe generar bochorno, y si ese es tu caso, hay una clara inmadurez espiritual o falta de conocimiento sobre el Verdadero Dios.El sólo pensar en la bendición de Dios en regalarnos un día más de vida, y que además contamos con su guía y protección, son más que sobrados motivos para estar felices con Dios, y, esa es una certeza que nos da el saber que nuestras oraciones tienen poder en Cristo Jesús. Es tan sencillo como que: ¡Dios nunca dejará de sorprendernos maravillosamente cada día, amén!, ¿quieres mayor motivo para estar feliz con Dios?.
Realmente invito a pensar a los lectores de este blog, ¿cuántas veces han sentido esa explosión emotiva de proclamar la obra de Dios en sus vidas?, porque no hay mejor prédica evangelística, que la manifestación entusiasta de la vivencia espiritual con Jesús. Proclama en tu corazón: ¡Estoy feliz con Dios!, y cuando se convierta en un torrente interno en tu vida, exclama a viva voz: ¡estoy feliz con Dios!. Realmente, la felicidad con Dios es muy superior a cualquier otro tipo de felicidad, llámese graduación o viajes, o lo que sea que te dé felicidad pasajera, porque la característica de la felicidad con Dios, es que es una felicidad duradera. Y si compartes con personas que tienen el mismo sentir, unan su clamor: ¡Estamos felices con Dios!, amén.
El resultado final que se espera con cada publicación de este blog, es sumar más gentes ¡Felices con Dios!, o inspirar a más gente a encontrar su felicidad en Dios; ¡amén!!!!.
¿Será posible que luego de leer esta publicación que busca inspirar tu Relación con Dios, por lo que representa Dios para cada cristiano, puedas exclamar la oración más breve de este mundo: GRACIAS DIOS?, porque Dios se lo merece.
No hay comentarios:
Publicar un comentario